Asociación para el estudio de temas grupales, psicosociales e institucionales

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Grupo Operativo en la hospitalización psiquiátrica. S. Ishara y C.L. Cardoso


Grupo operativo en la hospitalización psiquiátrica

Sergio Ishara y Cármen Lúcia Cardoso

 

El contexto de la hospitalización psiquiátrica permite amplia perspectiva para utilización del grupo operativo, permitiendo comprender y manejar: el funcionamiento institucional; la red vincular del paciente; el equipo multidisciplinar y actividades terapéuticas, como por ejemplo, el grupo con agenda de asuntos.
 Esta investigación nació a partir de la experiencia con grupos operativos en un hospital de día psiquiátrico. Se trata de un estudio de abordaje cualitativo, en una aproximación crítica reflexiva. Estos grupos eran muy valorizados por el equipo del referido hospital, pero al mismo tiempo muchos pacientes parecían no aprovechar o no gustarles los grupos. El vínculo era presente porque vivían juntos durante todo el día, pero parecía que era sub utilizado durante las sesiones de grupo.
La necesidad del desarrollo del modelo de coordinación se fue evidenciando a partir de las evaluaciones de la operatividad del trabajo grupal y también a partir de los relatos de dificultades por los coordinadores de los grupos.
 En este contexto el objetivo del trabajo fue describir y analizar una experiencia con grupo operativo realizada con pacientes psiquiátricos en un servicio de hospitalización parcial, destacando aspectos que permitieron la revisión y mejoría del modelo de coordinación.
 La investigación fue realizada en la Facultad de Medicina Ribeirão Preto – Universidad de São Paulo – Brasil, mas específicamente en un Hospital de día, que POSEE un programa terapéutico intensivo y multidisciplinario y engloba actividades de asistencia y de enseñanza. Este hospital atiende hasta 16 pacientes internados con diferentes diagnósticos psiquiátricos, de lunes a viernes de las 8:00hs a las 16:00hs, siendo la permanencia media de los pacientes de dos meses.
Los grupos operativos ocurren en sesiones realizadas diariamente, con una hora de duración y son abiertos. La coordinación es alternada entre médicos residentes de psiquiatría en entrenamiento y psiquiatra con formación en grupo operativo.
 En la presente investigación se realizó la observación sistemática de una sesión por semana, durante dos años. Fueron analizadas cualitativamente las observaciones de 80 sesiones grupales. Semanalmente estas observaciones fueran discutidas con el equipo de coordinación, donde se buscaba auxiliar el trabajo de los coordinadores y reflexionar sobre la experiencia realizada.
A lo largo del proceso de observación se fue organizando la descripción de los cambios introducidos en el modelo de coordinación que se mostraban más efectivos con relación a la operatividad grupal. El análisis de este material fue organizado con atención a: a) concepciones, funcionamiento y problemas de los grupos; b) desarrollo de cambios con relación a las actitudes y a las técnicas.
Entre  los aspectos mas funcionales, fue observado que había una cultura institucional de valoración de la actividad grupal con una representación positiva sobre la ayuda proporcionada por los grupos, lo que podía ser percibido, por ejemplo en la internalización de reglas y horarios. El grupo funcionaba como elemento catalizador de esperanzas de mejoría y también como organizador de aspectos administrativos y relacionamientos interpersonales del cotidiano en el hospital.
Pero, el estudio permitió la identificación de problemas, como la tendencia a la reproducción de aspectos patológicos: las observaciones apuntaron el riesgo de reproducción de la patología en la estructuración y funcionamiento de los grupos, que puede ser observada en la estereotipia de papeles: con el funcionamiento del grupo centrado en los coordinadores, deposito de la salud y del saber en los coordinadores, mientras que los pacientes quedaban identificados como portadores de síntomas e incapacidades, con los temas enfocados en la enfermedad y en el tratamiento y de la tendencia a la superficialidad. Tamben era frecuente la formación de sub grupos con privilegio a participación de aquellos con mayores recursos personales. Asociado a eso, la auto imagen de los pacientes tendía a paralización en lo conocido, con dificultad para concebir cambios.
Entre los desarrollos observados, destacamos los cambios en las actitudes de los coordinadores, como la concepción del grupo como lugar de la experiencia, o sea, el encuentro grupal como momento privilegiado para una experiencia de relación, antes que para un momento de conversación de asuntos y por tanto una especial atención al desarrollo de los vínculos. Los grupos permiten la gestión de los relacionamentos interpersonales, en el sentido de gerencia, pero sobretodo, en el sentido de “maternalismo” favoreciendo el desarrollo personal.
La claridad de que el grupo consta de todos los participantes, exigiendo continuada inversión en construir una representación del grupo como el conjunto de todos los integrantes. Iniciada a partir de la actitud de los coordinadores de aceptación y acogida genuinas de las características distintas de los participantes, que envolvía la disponibilidad para la manifestación de la patología.
La restauración diaria de la creencia en el grupo, incluía el trabajo de los coordinadores para reparación de las identificaciones proyectivas, adecuación de las expectativas y valorización del aprendizaje posibles. Se paso a buscar la confrontación de la estereotipia de papeles y de la tendencia a la superficialidad. Asi, que los cambios en la manera de concebir el grupo fueron impulsionando novos manejos técnicos. Por ejemplo, podíamos pedir, que los pacientes apuntasen algo que percibian en el otro y que podría causar rechazo, o jugar de “tirar de las orejas” de alguien, delante de la tendencia a ver solamente lo bueno del otro.
Para el desarrollo de la técnica fueron observados cambios con destaque para: la utilización de la tarea grupal como instrumento para promover la inclusión y rotatividad de papeles. Por ejemplo, cuando los pacientes hablan de sus molestias pueden llegar a competir para ver quien es el mas enfermo. Así, la tarea no podría ser hablar de síntomas, si no buscase el hablar con la perspectiva de aprender a ayudar y ser ayudados porque interesaba permitir la internalización de nuevas y buenas experiencias.
Otro reparo de la técnica fue la formulación de tareas con niveles escalonados de dificultad dentro de una misma sesión, considerando las dificultades inherentes a la participación de pacientes con distintos niveles de funcionamiento. Para tanto, ayudó la inclusión de elementos lúdicos. Tamben la discriminación de temas emergentes recurrentes, permitió la preparación de actividades facilitadoras.
El trabajo de observación sistemática, acompañado de la reflexión y discusión de la experiencia, ha posibilitado la revisión de algunos fundamentos del modelo de coordinación ampliando sus posibilidades de operatividad. Concluimos que los grupos operativos pueden favorecer la construcción y la internalización de vínculos, promover el aprendizaje y el desarrollo de la salud mental.  Pero, exigen de los coordinadores construcción de actitudes y capacidades técnicas, con envolvimiento e inversión para la comprensión de los emergentes y necesidades grupales, acompañada de abertura a la realidad y a los aprendizajes.


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